— Tiemblo — dijo el.
— ¿Porqué? — preguntó ella
— Escucha — dijo el.
— ¿Qué cosa? — preguntó ella.
— Mi corazón — dijo el.
— Late como un tambor de vudú — dijo ella.
— Es la melodía que mi corazón te compone cada vez que te acercas a mi — dijo el.
— Ohh — dijo ella.
— Es triste — dijo el.
— ¿Lo es? — preguntó ella.
— Lo es porque tu nunca sentirás por mi lo que yo por ti — dijo el.
— Yo... — dijo ella.
— Adiós — dijo el.
— Te veo mañana — dijo ella.
— Nunca mas— dijo el.
Eduardo P. M.
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