... Romeo y julieta sobre nunca jamas II ...

... Sí, lo se...  pero ya están casi todas muertas.

Verás, Wendy, cuando el primer niño rió por primera vez, la risa se rompió en más de mil pedazos, y todos esos pequeños pedazos se esparcieron dando brincos.  

Ese fue el origen de las hadas en nuestro mundo aquel y en aquel.

Y ahora, cada vez que nace un niño su primera risa se convierte en un hada.

Por eso debería existir un hada por cada niña o niño...

Pero ya no es así... Ahora los niños comienzan a saber cosas desde mucho antes...

Dejan de creer en lo increíble dejando paso libre a la realidad y a la destrucción de la imaginación... dejan de creer en los dragones, las sirenas... las hadas; y cada que un niño dice “no creo en las hadas”, una en cualquier lugar... cae...

... así Wendy  y Peter siguieron observando a las pequeñas hadas brillantes bailar por todo el bosque provocando la música levitante y hermosa en forma de un vals lento que armonizaba cada abrazo y diminuto beso entra cada hada que estaba presente aquella noche, una música que solo se oía en aquellas lejanas noches fuera del pensamiento adulto, allá donde reinaba la imaginación... allá donde la preocupación solo venían de vez en cuando... una música que podría arrullarte cada noche haciéndote olvidar cada segundo destrozado de tu infancia una música que solo se oía en nunca jamás.

Peter le tomo una mano a Wendy y juntos se elevaron unos metros del suelo, desde arriba las pequeñas hadas solo se veían como diminutas lucecitas tintineantes, la música de la noche aun era perceptible, Wendy se acerco a Peter quedando con las miradas una frente a otra, y así lentamente comenzaron a subir mas y mas hasta sentir una leve humedad que les tocaba los pies y manos desnudos, las nubes los cubrían una tras otra sintiendo como las atravesaban lentamente, con los ojos cerrados comenzaron a descender poco a poco hasta sentir la tierra nuevamente tocar sus pies y nuevamente escuchar la levitante música de la noche.

—   Wendy... tal vez puedo sentirlo...

—   Sé que lo sientes...

—   La tierra es fría...

—   Lo se... las hadas siguen con esa hermosa música.

Aun tomados de las manos caminaron hacia las hadas, una vez con sus miradas una frente a otra mientras las hadas se iban del lugar y la música iba desapareciendo lentamente dejando solo el sonido de la noche vagando por todos lados, entonces el amor los envolvió en medio de la noche mientras los padres de Wendy cerraban la gran ventana de su antigua habitación en casa de sus padres...